Desde que las redes sociales incitaron a manifestarse en
contra de los 89 céntimos anuales que Whatsapp reclama para usar sus servicios
a los clientes de Android, el mundo de la mensajería instantánea se ha
convertido en un caos.
Esta situación ha dado paso a otras alternativas gratuitas
como ChatOn, Spotbros, Viber, iMessage (sólo iPhone), WeChat o los
que integran redes sociales como Facebook o Tuenti. De hecho, fueron también las
propias compañías telefónicas las que lanzaron apps similares intentando
arrebatar el éxito a Whatsapp: Movistar creó “Tu Me”, y más tarde, junto con
Vodafone y Orange ofertaron “Joyn”.
Sin
embargo, la gran competencia para Whatsapp es Line. Durante varios años se ha
situado en la primera posición del mercado de apps, pero desde que se desató la
polémica sobre el pago irrisorio, Line se ha convertido en el número uno de
descargas en la tienda virtual de Android, Google Play. Whatsapp se encuentra
relegado a un segundo puesto, aunque sigue teniendo la hegemonía en cantidad de
usuarios.
El
quid de la cuestión es que la cartera de clientes de Line sigue creciendo a un
ritmo espectacular día tras día, debido al valor añadido frente al estándar Whatsapp.
Y es que Line ofrece su servicio a
través del PC o Mac, por lo que resulta más cómodo usarla; concede la
posibilidad de establecer llamadas telefónicas vía Wifi o 3G; o contiene
stickers diferentes y más animados que los emoticonos que han sido usados
habitualmente. Además, no incluye publicidad y aseguran que siempre será gratuita.
Ante estas novedades competentes, Whatsapp necesita
renovarse y por ello, financiación. De esta manera, la política de precios para
los diferentes sistemas operativos de telefonía móvil se ha igualado. Así,
todos los usuarios de Blackberry, Andoid, iOS, Symbiam y Windows Phone 8
deberán abonar 0,89 euros cada año para disfrutar de esta aplicación.
Ahora, reflexionemos. La mayoría de usuarios de Smartphones
poseen Whatsapp como mensajería instantánea y, por ello, nos ofrece la mejor ventaja:
poder comunicarse con todos los contactos que tenemos en la agenda. ¿Qué nos
supone 89 céntimos cuando nos enfrentamos a tarifas, en ocasiones, abusivas de
ciertas compañías telefónicas? Obviamente estamos equivocados, la
reivindicación debe dirigirse hacia otra dirección.
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